DOCENCIA Al regreso de su exilio mexicano de cinco años, Schinca comenzó a dictar en Montevideo un Curso titulado "Para iniciarse en la escritura literaria" (desde 1985 hasta hoy), en el que enseña técnicas y procedimientos para escribir narrativa, poesía y teatro, ilustrándolo con autores universales, aunque con preferencia uruguayos y latinoamericanos. Al terminar el Curso, Schinca acostumbra hacer llegar a sus alumnos el siguiente texto, como motivo de reflexión acerca del camino que van a emprender. En este final, en este comienzo |
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Si pensás que cuando llegues a escribir literatura, el que va a escribir sos tú, mejor no escribas. Pobre del escritor que no sepa que el yo-escritor no existe, que dentro de él escriben multitud de "otros"; otros seres que fueron, otras historias, otras maneras de mirar el mundo. Cómo vienen a confluir en nosotros, no lo sabemos; pero eso no varía en nada la verdad de que escribir es siempre un acto poblado, una conjunción que llega de muy lejos y que trae el aporte de mil correntadas, incluso de algunas que jamás vimos ni veremos.
En fin, si creés que por seguir todas estas indicaciones vas a ser escritor, mejor no escribas. Ciertamente es indispensable que las cumplas al pie de la letra; pero pobre de ti si no te das cuenta a tiempo de que ninguna lección, ni consejo ni sentencia te pondrán en camino. Que serán ciertos vientos secretos del mundo los que te harán escribir o no. Me parece indispensable que dudes a diario de tu vocación, pero jamás dudes de ese viento que te lleva, única fuerza a la que debés encomendarte. Y si ella dictamina "No serás escritor", agradecele igual: la sola intención de escribir -si fue sincera- te levantó por encima de ti y te ayudó a tocar zonas del ser y del mundo que de otro modo no hubieras alcanzado nunca.
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